Frase de la semana

  • Libet temporis ad XXI Iunii undecim millia, et mutant omnia ...

domingo, 12 de febrero de 2012

Maldito Sueño

Estoy exhausta de tanto perder,
De tanto amar, sin temer.
Pero ahora tengo miedo,
Miedo de saber que te vuelvo a querer.

Mis párpados se cierran, cansados,
Mis manos descansan flácidas a mis costados,
Mis labios suspiran, desencantados,
Esperando ese beso que tú no les has dado.

Vuelven a abrirse, con temor otra vez,
Pero dejando escapar un susurro,
Un susurro que recuerda a tu nombre,
Pero tu no me oyes, y el abismo me lleva.

Lentamente, mis ojos se despiertan,
Observan mi techo,y siento algo mullido debajo de mí.
Se vuelven a cerrar, dejando escapar una lágrima,
Comprendiendo con un suspiro, que todo había sido un sueño.

Recordando la playa

Sentir el sol calentar mi piel,
Mientras tus manos rodean las mías,
Y los ojos de las personas,
Se clavan envidiosos en nuestro amor.

Saber que no hace falta pronunciar,
Que no hace falta expresar,
Las palaras que todo el mundo necesita,
Esas tres sílabas vacías, que no dicen nada.

Y cuando tus brazos,
Forman un muro a mi alrededor,
Saber que nunca te podre perder,
Qué tú siempre estarás escondido en mi corazón.

Encuentro con Liss (Desde el punto de vista de Damian)

Holaaaaaaa queridos lectores!^^
Me ha dado por escribir el primer encuentro también desde el punto de vista de Damian, y probablemente esto os ayude un poco a saber como piensa el chico huraño (pero que esta muy bueno xD), cuándo ve por primera vez a nuestra protagonista Liss.
Además, este pequeño trozo de historia os ayudará a comprender un poco más de que va mi libro, y a entender mas cosas sobre él. Bueno, no me enrollo más y aquí os lo dejo!^^


Encuentro desde el punto de vista de Damian:

    Me dirigía a mi clase de história, cuándo choqué con alguien. Cómo llegaba tarde, intenté apartarme de inmediato, pero la chica me lo impedía ya que se había quedado parada en el sitio. La observé detenidamente, para ver si era alguna conocida, cuándo me quedé  helado.
    La chica tenía una masa de pelo largo y negro que le llegaba hasta la cintura en ondas suaves. Tenía unos impresionantes ojos azules, que se clavaban en los míos con estupefacción, y una piel pálida y lisa.
     <<No puede ser>> el pensamiento pasó por mi cabeza, mientras soltaba un gruñido.
         -Podrías mirar por donde andas – mi voz salió más aspera y dura de lo que yo deseaba.
       La aparté de mi camino con un bufido, intentando creer que eso había sido una jugarreta del destino, y que esa chica no podía ser... Ella.
       Entré en la clase de história, preguntándome que había pasado, porque si esa chica era Beth, estaría en un gran problema, del que no escaparía con facilidad. Mientras me detenía a analizar el problema, caí en la cuenta de que no podía ser Beth, porqué la ultima vez que nos habíamos peleado, yo le había echo un gran corte en la mejilla. Y era imposible que el corte hubiese sanado en dos semanas...
        ¿Pero si no era Beth, entonces quién era?
        La pregunta me atormentó durante la clase de história, y hubiese seguido en mi mente de no ser por Jack, que en cuánto sonó el timbre me propuso salir a jugar un partido. Accepté encantado el plan para el recreo, pero aún así un a parte de mi mente seguía estando en otro sitio, intentando averiguar quién era esa chica tan parecida a Beth. Cómo dos gotas de agua...
       La expresíon sacudió mi memoria años hasta años atrás, a mi infancia.  Dos gotas de agua...
       Estaba con el jefe Sow, yo tenía diez años, y el nos explicaba a Rijay y a mí lo que habían hecho Los Condenados.
        <<Ellos han secuestrado a una niña, una niña que promete hacer mucho en este mundo. A ella le han otorgado el don, y la necesitamos.No obstante, Los Condenados han cometido un grave error. La niña, por si sola no es mucho más fuerte que el resto de nosotros. Pero junto a su hermana, su poder puede llegar a ser destructivo.>> Mr. Sow hablaba tranquilamente, como si todo estuviese bien, mientras mi corazón latía a mil por hora, oyendo lo que había pasado.
        <<¿Y quién tiene a su hermana?>> la pregunta de Rijay, mi compañero de lucha, hizo sonreir a Mr.Sow.
        <<Por allí íba... Ellos solamente tienen a Elisabeth Roberts, una de las gemelas. La otra, también llamada Elisabeth, salío en busca de ayuda, y no se ha vuelto a saber nada de ella. Creen que murío en el incendio, y si es así, estamos todos acabados, pero esperemos que si la otra hermana vive, por mucho que sean como dos gotas de agua, ella sepa elegir bien su camino, y combata algún día a nuestro lado...>>
         -¡Hey! Damian. - la voz de Jack me sacó de mi recuerdo y me devolvió al presente.
         -Sí, no pasa nada – contesté al ver su cara de preocupación.
      En mi mente las palabras que nos había dirigido Mr. Sow a mi y a Rijay, resonaban duramente haciendome llegar a la conclusión de que la chica con la que me había chocado no era Beth, sino su hermana, Elisabeth...

jueves, 2 de febrero de 2012

Capítulo 3 (1ª Parte)

   Los minutos pasaban lentos y silenciosos.
    Steph volvía a estar ocupada intentando engatusar a su nueva presa. Irritante. ¿Qué por qué me molestaba?
    Por que su nueva presa... era Damian.
    El chico de cálidos y distantes ojos negros. Contuve una carcajada cuando la cabeza de Steph giró hacia el, con lo que supongo que ella creía una expresión seductora. El la miró y en su rostro se dibujó lentamente una sonrisa burlona y sarcástica.
    La cabeza de Steph giró violentamente, pero aún así pude distinguir su enorme sonrojo.
    Damian soltó una risita en voz baja, y no pude evitar que mis ojos vagaran hasta encontrar su impecable rostro. Mantenía una sonrisa mientras su mirada se fijaba en la pizarra, una sonrisa burlona, como si supiese que yo lo estaba observando. En ese mismo instante su cabeza se inclinó lentamente y sus ojos encontraron los míos.
     Me quedé embobada, al igual que la última vez, pero algo en su rostro me sacó de mi estupefacción.
     No me sonreía al igual que había hecho con Steph, sinó que mantenía una postura rígida, y los labios fruncidos, como si estuviese enfadado.
     Rompí nuestro contacto visual, irritada.
     ¿Qué demonios le pasaba? Por el rabillo del ojo, puede ver que el seguía mirándome.
     Sin poder evitarlo, chasqueé la lengua con disgusto, y me quedé helada, ya que el sonido había roto el uniforma silencio que había en la clase. Dejé de respirar.
     El profesor dejó de escribir en la pizarra, dio media vuelta y fijó sus ojos en la última fila.
     El aire que había retenido mis pulmones salió de golpe, cuando a mi derecha alguien chasqueó la lengua.
     Mi cabeza giró veloz en dirección a Damian, que mantenía su sonrisa burlona en los labios, y miraba al profesor divertido.
        -¿Tienes algo que aportar a mi explicación, Damian? - preguntó el profesor.
         -No. La verdad es que me ha dejado usted sin palabras – sonrió de nuevo y prosiguió – Siga, siga, no se vea interrumpido por mi culpa. La verdad es que me estaba entreteniendo bastante.
         -Ese va a ser el último comentario sarcástico que haces en mi clase, Verlok.
       El profesor no le dio tiempo a continuar a mi salvador, y siguió explicando las maneras de averiguar la superficie de un cilindro.
       No pude evitar...(puede que tampoco quisiese evitarlo), mirar otra vez a Damian, y sorprenderme de nuevo.
       ¿Porqué había echo eso? Me había salvado de un marrón muy gordo... y le debía una.
       Lo observé detenidamente, aún sabiendo que solo nos separaban un par de metros,  y el seguro que advertía mi mirada.
       No se fijó en mí. Hizo como si no hubiera pasado nada... y puede que fuera asi; no era la primera vez que yo me obsesionaba con algo por pura estupidez, así que no habría sido una sorpresa. Pero sentía (y esto puede sonar muy chiflado), que él había tenido otro motivo para cubrirme, un motivo que no podía explicar, ya que no entendía.
        Sonó el timbre, y mecánicamente recogí mis cosas, y me encaminé hacia la puerta, cuando me paré de golpe, y me apoyé en el marco. Necesitaba hacer algo.
        Mientras el recogía sus libros, yo me aparté el pelo negro de los ojos con un suspiro de resignación. Mi pelo a veces resultaba una gran molestia.
        Damian se acercó a la puerta lentamente y casi tropiezó conmigo, como si no me hubiese visto, ahí apoyada en la puerta. Esa era una de las cosas que me irritaban de el, comprendí.
        Pasaba de todo. Se creía mejor que todo.
        Bajé los ojos, y volví a subirlos, tomando aire, indignada. Ese estúpido engreído iba a hacerme pronunciar la palabra qué más hería mi orgullo, y yo tenía mucho de eso.
          -Gracias – musité.
        Por unos instantes creí ver en sus ojos un atisbo de sorpesa, pero pude habermelo imaginado, ya que al instante volvió a tener dibujada en la cara esa sonrisa irritante.
           -De nada. - dijo tranquilamente, y se alejó por el pasillo abarrotado de gente con la mochila colgando de sus anchos hombros.
         Durante unos segundos me quedé parada por culpa de su total indiferencia, per cuando el pasillo comenzó se vació un poco, me di cuenta de que tenía que llegar a clase. Gemí frustrada.
         Gimnasia.
         Si había una asignatura peor que Cálculo, ésa era Gimnasia.
Era patosa en todos los sentidos, y muy floja de resistencia. No podía correr durante más de cinco minutos seguidos, y si lo hacía, había llegado a vomitar, por culpa del flato.
          Todos se sorprendían cuando les revelaba eso, dada mi constitución atlética (delgada, alta, de piernas largas), y no me creían hasta que se lo demostraba.
          Mi único punto fuerte en esa materia era la flexibilidad, podía situarme y estirarme hasta alcanzar posiciones complicadísimas.
          Arrastré los pies hasta el gimnasio, que consistía en una gran sala con un par de decenas de colchonetas y unos bancos de madera, y dos vestuarios (uno femeníno y otro masculíno).
          Entré en el femeníno, y a regañadientes me puse unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes.
          Guardé mi ropa en una taquilla vacía y salí medio corriendo hacia la sala grande. Claramente llegué tarde. Me detuve a pocos pasos del umbral para ver si reconocía algún rostro,  y así fué. Ronnie y Marie hablaban con una chica mientras me hacían señas para que las acompañase.
      -Hola. -dije cuando llegue donde estabán ellas.
      -Has sobrevivído a Cálculo, eres buena. - dijo Marie con sorna mientras una sonrisa jugaba en sus labios.
      -Ya... pero aún me queda enfrentarme a todo esto. - hice un gesto abarcando todo el gimnasio.
    La chica con la que habían estado hablando Ronnie y Marie soltó una risita en voz baja, cosa que me hizo girar y mirarla detenidamente. Era un poquito más baja que yo, con el pelo rizado y a la altura de los hombros. Su piel pálida y llena de pecas le ofrecía un aspecto aniñado, pero en cuanto la mirabas fijamente te dabas cuenta de que tenía unos rasgos duros y fuertes, acompañados de una boca grande y voluptuosa, ligeramente fruncida.
     Sus ojos impactaban, y eran prácticamente indescriptibles. Grandes. Brillantes. Pardos. Hacían que te detuvieras a mirarlos fijamente, sin pestañear.
       -Veo que no soy la única que odia todo esto. - dijo la chica sonriendo.
       -Ah, Liss esta es Vanessa, Vanessa, esta es Liss. - dijo Ronnie.
       -Encantada, Liss.
       -Lo mismo digo...
     Antes de poder acabar mi frase, una voz dura interrumpió el murmullo de voces que causaba la multitud del gimnasio.
       -¿Pensais hacer Educación Física hoy, o qué? - el profesor daba claras muestras de nerviosismo (y cabreo), mientras balanceaba de un lado a otro una cuerda que sostenía un pito.
    En una de las esquinas se oyeron unas risitas mientras una voz gritaba a todo pulmón:
        -¡Sí, señor!
        -Venga, dejaos de cachondeo... ¡Hatworne!¡Robinson!¡Verlok! Doce vueltas, ¡ahora!
     Mi pulso de disparó, mientras mis ojos buscaban en una esquina repleta de gente un par de ojos abrasadores. Él estaba de espaldas, y sus anchos hombros estaban agitandose mientras reía enérgicamente. Sus amigos se giraron para tomar posiciones y correr y el hizo lo mismo, ajeno a mi mirada.
       -Vamos, Liss, nosotras también tenemos que dar esas estúpidas vueltas. - decía Marie mientras me daba una palmada en la espalda y se adelantaba con Ronnie corriendo.
     Vanessa y yo corriamos a la misma altura, o sea, muy lentas. Cuándo nosotras llevábamos siete vueltas, Damian y sus amigos ya habían acabado y se apoyaban en el marco de la puerta del gimnasio, haciendo bromas y riéndo. Mientras corría, fijé mi mirada en su grupo, y mi pulso volvió a adelantarse a su ritmo normal ya qué el me observaba fijamente con una débil sonrisa en los labios. El gesto desapareció al instante cuando fijé mi mirada en sus ojos y todo mi cuerpo paró en seco prendada de él.
      Por unos segundos sentí que mis ojos me quemaban por dentro mientras los fijaba en los suyos, recorriendo la forma de su pupíla dilatada.
        -¡Eh!¡Liss!¿Estás bien? ¿Qué demonios ha pasado?- dijo mientras seguía la trayectoria de mi mirada y soltaba un gruñido parcialmente silencioso, que hizo que Damian se girara hacia ella por unos segundos y luego volver a centrarse en su grupo, liberándome.
         -Lo siento, es qué, no sé qué...
         -Estúpido, engreído superficial, arrogante... - musitaba Vanessa tirando de mi brazo.
         -¿Qué? - pregunté desconcertada por sus palabras.
         -Nada, hablaba de Damian.
         -¿Damian?¿Lo conoces? - mi voz delataba cierta sorpresa y confusión... y celos.
         -¿Qué si lo conozco? - soltó una risilla sarcástica – Ese maldito arrogante es mi hermano.



Queridos seguidores (y los que estáis de paso), por si no han leído bien el título aquí les explico porqué este texto ha sido tan corto.
He publicado aquí la PRIMERA PARTE del 3er capítulo de mi libro porque me encanta como ha quedado, y hacía tiempo que no publicaba, así que no se preocupen, porqué muy pronto (Seguramente en muy pocos días), encontraréis aquí la segunda (y posiblemente una tercera) parte de este capítulo.
Gracias por leerme!:) besossss!

PD: Un blog se alimenta de comentarios, así que no dejéis pasar hambre al mío, y si teneis alguna pregunta, un consejo o cualquier cosa no dudeis en enviarme un comentario o un corre electrónico a esta dirección : alwaysaloneblogspot@gmail.com

lunes, 16 de enero de 2012

El descubrimiento de las brujas

 descubri
Deborah Harkness se ha convertido en mi escritora favorita gracias a esta novela.
RESEÑA:
Diana Bishop es una Alquimista que pasa las tardes en la Bodleiana, una biblioteca de Oxford.
Allí es donnde ocurren las dos cosas que cambiarán su vida por completo.
Conoce a Matthew Clairmont, un Bioquímico que pronto resultará ser una tentación imposible de rechazar aun cuando las leyes lo prohiben.
La segunda cosa que le ocurre es que se encuentra frente a un manuscrito antiguo que está hechiado. Diana rompe el hechizo por error, y devuelve el manuscrito a la biblioteca.
Pero ya es demasiado tarde para parar la tormenta que ella misma ha desencadenado.
Un amor imposible, una historia fantástica sobre brujas, y mucho miesterio. Te lo pierdes?
<<Empieza con la ausencia y el deseo. Empieza con sangre y miedo. Empieza con el descubrimiento de las brujas.>>
OPINIÓN PERSONAL: 
Esta magnífica obra me ha dejado sin palabras. La recomiendo sin la menor duda. Es de las mejores que me he leído, y Deborah se ha ganado el primer puesto en mi lista de escritoras a las que estas obligado a leer.
Ella es sin duda una de ellas!

viernes, 13 de enero de 2012

Medianoche



RESEÑA:

Bianca es  una vampira joven, que vive en Medianoche, una academia que odia con toda su alma. Intenta escapar, y entonces es cuando se encuentra con Lucas, un chico misterioso de ojos verdes que la cautivan al instante.
Los padres de Bianca se preocupan por ella en cada momento.
El unico problema para que todo sea perfecto es que todos esconden su propio secreto, y con cada mentira el peligro aumenta...


OPINIÓN PERSONAL:
Me he leído la saga de un tirón y me la he releido, es sorpendentre, cautivadora, y te hace desear más en cada momento!
Bravo Gray!

viernes, 6 de enero de 2012

Capitulo 2

Me desperté sudando y respirando agitadamente. Otra vez. El mismo sueño. Las lágrimas volvieron a acudir a mis ojos, pero esa vez supe como retenerlas.
Bajé a la cocina a por un vaso de agua, y miré la hora en el enorme reloj que había en una de las paredes. Seis y cuarto de la mañana. Mi madre ya estaba en el trabajo, y las clases empezaban en dos horas.
Subí a mi cuarto y como no pensaba volver a dormir, pulsé el boton de la pantalla del ordenador para encenderla, y lo primero que apareció fue el escritorio. En la imágen de fondo de pantalla aparecía yo, con Nie, Dessie, y una niña mas pequeña. En la foto, la niña me abrazaba con fuerza y parecía que nada nos iba a separar jamás.
Apagué de nuevo la pantalla, y empecé a vestirme para ir al instituto.
Tenía una sensación tan pesada que tardé casi una hora en vestirme. Cada cinco minutos, me paraba y miraba al vacío, hasta que recobraba la compostura y volvia empezar.
Acabé enfundada en unos vaqueros largos y una camiseta de tirantes roja.
Preparé la mochila lentamente, y bajé a la cocina, donde me preparé una taza de café y me bebí la mitad.
Salí por la puerta con una sensación de vacío.

Llegué diez minutos antes de que tocara el timbre, pero me quedé en el coche, dándome cuenta de repente de que yo me lo había dejado todo en el instituto – incluido el coche – y le había pedido a Jay que me las trajera a casa... ¿como lo hizo sin que yo me enterara?
Decidí que la explicación más lógica era que las había dejado en la entrada y mi madre las había metido en casa.
Mi pensamiento se centró en Jay. Era un chico guapísimo, y sin ninguna duda era inteligente. Era divertido, y parecía bastante interesado en mi pero... cada vez que estaba a su lado me sentía bien, pero me invadía una extraña sensación de miedo y de preocupación, como si no estuviese a salvo...
-¡Hola! -exclamó una voz a través del cristal de la ventana de mi coche.
Abrí la puerta del coche y cuando volví a ver a Jay, de repente me volvieron a invadir muchas sensaciones contradictorias.
-¡Hola! Muchas gracias por lo de ayer... no se lo que me pasó – en realidad lo sabía perfectamente.
-De nada, Liss. ¿Que tal estas hoy? - preguntó , y sentí como la cabeza me daba vueltas cuando el pronunció mi nombre.
-Mejor... de momento... esperemos a ver lo que pasa con Mathilde.
-Por lo qué se, hoy no va a acudir a clase, me han contado qué está haciendo un viaje y qué tardará bastante en volver...
-¡Qué suerte! - una sensación de gran alivio me invadió cuando me di cuenta de que durante un tiempo no tendría que estar cara a cara con ella.
-¿Qué tienes a primera hora? - preguntó Jay, sacandome de mis pensamientos.
-Historia. ¿Tú? - puso una cara de decepción al oírme.
-Arte.
-Eso suena bién...
-No si tienes a mi profesor.
-¿Quién es? - pregunté curiosa.
-Romy. Es muy aburrido, suerte qué soy de los que les gusta el arte, por qué si no, creo qué me moriría durante una hora entera con el. - dijo sonriendo.
Dimos por acabada nuestra conversación, cuando sonó la campana, y cada uno se fué por un lado para asisitir a su propio purgatorio.
Llegué con más facilidad qué el día anterior a mi aula, y me senté en el mismo sitio. A los pocos momentos entraron Ronnie y Marie en clase, y cuando me vieron vinieron apresuradamente a hablar conmigo.
-¿Qué pasó ayer? - preguntó Marie con los ojos brillantes de la emoción – Dijeron qué te fuistes llorando...
-¡Marie! Seguramente eso es mentira...
-¿Hola? Sigo aquí. Sí, es verdad me fuí a mi casa, porqué mi profesora hizo algo qué... bueno... eh... es díficl de explicar...
-¡No! Ahora nos lo cuentas...
En ese momento una chica se acercó a nosotras riendo. Era alta, pelirroja, con los labios crispados en una mueca burlona. La mirada qué me dirigió en ese momento fué gélida, sin ningún sentimiento.
-Pero si no tiene qué contar nada... salió corriendo del aula, sin mirar atrás, y luego huyó a su casa, como una niña pequeña... solo porqué Mathilde la había pillado hablando y la mandó callar con un grito... - Su mueca burlona había desaparecido, y ahora estaba conteniendo la risa.
-Steph... nadie te ha dado vela en este entierro, asi qué puedes irte un poquitín a la... - empezó a decir Marie, pero en ese momento el profesor entró en la clase, y se sentó, furiosa.
-Deja en paz a esa guarra. Siempre va detrás de cualquiera para molestar. - me dijo en voz baja Ronnie qué aún seguía a mi lado agachada.
-Siéntate Ronnie, no quiero meteros en problemas. - dije en un susurro.
Ella me obedeció y se sentó en la mesa contigua a la mía. Durante la clase miré unas cuatas veces en dirección a Steph, pero por lo visto estaba muy ocupada intentando llamarle la atención a un chico que la miraba descaradamente, para prestarme suficiente atención a mi.
Aún no entendía a qué venía su comportamiento. ¿Qué le había echo yo? Nisiquiera la conocía, aunque cuando fijó en mi su gélida mirada, sentí como si esa no fuese la primera vez qué la veía. Y resultaba extraño, por qué nunca en la vida, qué yo recordase la había visto, y por eso todo era tan contradictorio...
Una vez acabada la clase, mientras recogía mis cosas sin apresurarme, Ronnie y Marie se volvieron a acercar a mi.
-¿Qué tal estás? - preguntó Marie indecisa.
-Bien, pero la verdad es qué estaré mucho mejor cuando esa … -me callé sin saber como podría decribir a semejante bicho – me explique a qué venía eso.
-Como te dije antes, Liss, no eres la única diana de Steph, se mete con todo el mundo...
-La verdad es qué me da igual, solamente me molesta qué se haya metido conmigo sin conocer de verdad por qué salí corriendo ayer.
-¿Cual fué el motivo, Liss? - preguntó Marie curiosa.
-Es muy complicado... cosas del pasado que no me apetece explicar... - respondí un poco incómoda.
-No tienes porqué contarnos nada, Liss... pero queremos qué sepas que estamos de tu lado respecto a esa bruja, y qué puedes confiar en nosotras.
-Lo sé. Acabo de empezar las clases, y la verdad es qué vosotras sois de las pocas personas con las qué me siento agusto aquí... -hablar de mis sentimientos siempre me ponía nerviosa, así que mi voz resultó ser un murmullo.
-Será mejor que vayamos saliendo si no queremos llegar tarde-dijo Ronnie.
-Es verdad – contesté emocionada por saber qué volvería a ver a Jay.
Salimos por la puerta de clase, y nos despedimos rápidamente ya qué cada una tenía que tomar una dirección.
Caminé apresuradamente por el pasillo, mientras pensaba en porqué me entusiasmaba tanto la idea de volver a ver a Jay. ¿Tanta confianza podríamos haber cogido durante un día? Era sorprendente lo ien que me sentía a su lado. Como si nos conociéramos de toda la vida. Me gustaba esa sensación al mismo tiempo que me asustaba. Me daba miedo volver a sentir algo por una persona... para que luego esa persona me destrozara.
Cuándo llegue a la clase, mis pensamientos aún divagaan en dirección a Jay, y seguramente habría seguido pensando en el de no ser por lo que ocurrió.
Yo caminaba deprisa, con la vista fija en mis pies, cuando de repente me choqué con algo. Levanté la vista para ver qué era, y me sorprendió que ese “algo” fuese en realidad un alguien. En ese momento se me cortó la respiración.
Era bastante más alto qué yo, con la tez blanca, que contrastaba a la perfección con el pelo y los ojos oscuros y distantes. Su nariz recta daba paso a unos labios carnosos y de un color rosa pálido.
Era realmente deslumbrante.
-Podrías mirar por donde andas – su voz era muy cálida, pero su tono era muy irritado. Eso fué lo qué me sacó de mi estado.
La confusión no me permitía hablar, y con un bufido él me apartó de su camino se dió la vuelta para andar en dirección contraria. Intentando dejar de lado la estupefacción, entré en la clase. La profesora no había llegado aún, y como el día anterior, me dirigí a la última fila.
Saqué los libros de la materia correspondiente y aunque intenté evitarlo, mi mente se dirigió en la laguna que el chico de ojos cándidos pero al mismo tiempo distantes provocaba en mi.
Mi mente parecía estar plagada de enredaderas, y sin darme cuenta empecé a garabatear en el borde de mi cuaderno mientras pensaba en porqué personas a las que nisiquiera conocía estaban tan enfadadas conmigo.
Jay entró en la clase unos minutos después, y supuso una distracción enorme para mi cabeza y para mi corazón. Iba vestido con unos vaqueros muy desgastados y una camiseta negra ceñidísima. Se acercó a mi con una sonrisa en la cara, y se sentó a mi lado. No dijo nada. Solamente me miró sin pestañear durante almenos cinco minutos.
-¿Le pasa algo a mi cara? - pregunté incómoda.
-Que yo sepa, no – dijo sin inquietarse lo más mínimo.
-Bueno... ¿me vas a contar el motivo por el que estas tan sonriente?
-Puede... - contestó divertido – Tendrás qué hacer algo a cambio.
-Mmm... de acuerdo. Dime.
-No. Antes tendrás que hacer algo. - repitió.
-¿El qué?
-¿Recuerdas que dejamos lo de Long Beach para otro día?
-Sí, lo recuedo.
-¿Puede ser ese “otro día” hoy?
Lo que el quería era quedar conmigo. Yo no tenía ningún inconveniente, claro, pero, ¿qué me contaría Jay a cambio?
-Acepto.
-Supongo qué ahora me toca a mi hablar,¿no?
-Sí.
El se inclinó sobre su pupitre para estar con la cara a la misma altura que la mía. Sus ojos verdes me hacían perder cualquier capacidad de pensar, así que aparté la mirada de su rostro intentando pensar inutilmente en cualquier cosa que no fuera Jay.
-Hoy no tenemos clase de Biología. La profesora no ha venido.
-¡Eso era! - exclamé indignada y furiosa. El me la había jugado.
-Sí´.-dijo con una carcajada. ¿Quieres venirte a dar una vuelta? Como Mathilde tampoco ha venido...- dejó la frase en el aire.
-Prefiero que vayamos esta tarde a Long Beach.
-Como tú quieras, pero no creo qué nos vayamos a ver durante el resto del día. Ya que no han venido, creo que me saltaré las clases que quedan hoy.-dijo con una sonrisa traviesa.
-¿Vienes a recojerme?
-Vale. A las seis en tu casa.
-¿Tu coche o el mío?
-El mío, señorita interrogatorios.
Solté una carcajada.
-Me lo tomaré como un cumplido.
-Era un cumplido.
Pusé los ojos en blanco, y el se levantó de su silla.
-Hasta las seis. ¿Seguro que no quieres venir conmigo?
-Hasta las seis- dije asientiendo.
Asintió brevemente y se fué dejandome con una sensación indescriptible en lo más hondo de mí.
Rebusqué en mi mochila la novela que me estaba leyendo en ese momento. Desde primer grado llevaba encima un libro cuando iba al instituto por si faltaba algún profesor, o por si tenía algún momento que podía dedicar a leer. Era mi gran pasión. Devoraba decenas de libros, y aún así solía querer más.
Encontré en mi mochila una antigua encuadernación de piel. Un antiguo regalo de mi tía favorita Mariese. Era un libro fácil, pero uno de mis favoritos. Me lo había leído tantas veces, que podía recitar párrafos de memoria. Abrí el viejo libro por la primera página. Con letras grandes y misteriosas rezaba: Drácula, y más abajo, en letras más pequeñas y redondas: Bram Stoker.
Comencé a leer sin prisas, demorándome en cada palabra, y cada detallada descripción con deleite.
Pronto no me enontré tan absorta en la lectura y mi mente empezó a pasearse por las distintas puertas que le ofrecía mi memoria.
Recordaba cuando me habían regalado esa novela.
Fuera nevaba, y los copos cubrían la calle y los coches por completo. Todo parecía un gran manto de nubes de algodón.
Me encontraba con mi tía en mi dormitorio, y ella estaba intentando convencerme para que me leyese un libro que me habían mandado en el colegio. Yo no quería, porque ese tipo de libros nunca me habían gustado, me parecían fáciles y absurdos. Yo prefería los libros que trataban sobre causas más reales, los que no estaban tan ligados a la ficción, ese tipo de libros que te hacían sentir un remolino de emociones en tu interior, y empezabas a soltar risitas nerviosas sin poder contenerte. Me atraían los libros que te hacían sentir de verdad.
<<Lissie, ven aquí y escuchame>> dijo ella con esa voz que tanto extrañaba yo.
<<No me los voy a leer, tía Mariese>> por entonces yo tenía solamente once años y un carácter muy fuerte y tajante.
<<¿Porqué Lissie? Son libros que deberían gustarte...>>
<<No me gustan. Son fáciles.>>respondí yo enfurruñada.
Ella se levantó y cogió el bolso que estaba colgado del respaldo de una silla fucsia, que formaba parte de mi escritorio. Rebuscó en el y extrajo una encuadernación de piel preciosa.
<<¿Son fáciles? Toma. Es todo tuyo. Espero que este sea de tu agrado. No es un libro fácil, y si se entera tu madre de que te he regalado algo así, seguramente me matará.>> Ella se llevó el dedo a los labios haciendo el gesto de “Shhh”
El recuerdo empezó a tornarse borroso y volví a estar en la clase de Biología del instituto. El libro se encontraba en mi regazo y mis manos estaban tensas por culpa del recuerdo. Había sido tan vívido...
Aparté a regañadientes el libro de mi regazo cuando sonó la campana. ¿Desde cuando pasaba tan rápido el tiempo?
Me levanté haciendo chirriar la silla, y salí del aula en dirección a mi siguiente clase.
Tal y como había previsto Jay, Mathilde no había venido, y la hora se me hizo muy corta mientras hojeaba de nuevo mi ejemplar encuadernado en piel de Bram Stoker.
Una vez finalizada la clase me dirigí a donde se dirigía todo el mundo, supuse que era la cafetería. No me equivoqué.
Hice cola para pedir mi almuerzo. Un zumo de frutas. Me dí la vuelta considerando la posibilidad de dar una vuelta por el instituto cuando ví a Ronnie y Marie haciendome señas para que me dirigiese a su mesa. Me acerqué a ellas con la intención de saludarlas e ir a dar una vuelta, tal como había pensado, pero entonces recordé al misterioso chico de ojos oscuros (e irritante, por qué no mencionarlo), y me senté a su lado.
-Hola. - dije sonriendo, y ellas me correspondieron a su vez con otra sonrisa.
Estuvimos un rato hablando de banalidades, hasta qué me decidí a preguntarles.
-Oye, chicas... ¿conocéis a un chico alto, moreno y de ojos socuros? - pregunté sonrojandome.
-A bastantes, ya que lo preguntas. - contestó Marie soltando una risita.
-Seguro que se refiere a Damian... - le murmuró Ronnie a su amiga.
-¡Oh! Damian...-exclamó Marie sorprendida.
-¿Lo conocéis?
-No mucho, pero es una leyenda entre las chicas. Dios, es hermoso...-musitó Ronnie a su vez.
-Es irritante. - dije yo.
Las dos me miraron como si estuviese loca.
-¿Porqué dices eso, Liss? - preguntó Marie estupefacta.
Les conté brevemente el accidente que había tenido esa misma mañana con el.
-Pues suele ser bastante simpático, seguro que estaba enfadado mucho antes de encontrarse contigo – dijo Marie con un peligroso brillo en los ojos que no supe identificar.
-Seguramente- murmuré distraidamente.
Charlamos sobre otras cosas durante el resto del recreo, y cuando sonó el timbre comprobé mi horario. Cálculo. Genial. Con un gruñido me levanté de la silla de la cafetería, recogí mis cosas y me despedí de mia nuevas y sorprendentes amigas.
La clase de cálculo estaba casi llena cuándo llegué y me llevé una sorpresa enorme. Damian estaba apoyado en un pupitre en la última fila, rodeado de un grupo de chicos que se reían con el de algún chiste que no incluía al resto de la clase. Puse los ojos en blanco sin comprender porqué ese tipo me irritaba tanto. Comprobé qué asientos estaban libres, y ara mi molestia solo había dos.O al lado de Steph, o junto a Damian en última fila. Sin pensármelo dos veces avancé arrastrando los pies hasta el lugar donde se encontraba Damian.
-¿Te importa? - le pregunté con la máxima educación que pude (que no era mucha).
El giró la cabeza para ver quién lo había interrumpido, y por un instante sus ojos se encontraron con los míos. Quemaban. Sus ojos posados sobre mí simplemente quemaban, y no de una forma mala...
Apartó la mirada casi al instante que apartaba su cuerpo de mi camino. Me senté disgustada conmigo misma por la reacción que habían producido sus ojos sobre mí.
Cuándo entró por la puerta el profesor de cálculo todos se callaron de repente y se sentaron en sus respectibles sitios (incluido Damian). El profesor emanaba respeto por cada poro de su piel, y estuve muy tentada a salir corriendo. Damian a mi lado, con una miraba que me abrasaba. Steph intentando llamar la atención de cualquier nueva presa y un profesor que me haía sentir miedo. (Añadiendo a eso que yo odiaba los números y todo lo que tuviese que ver con ellos.
Esa íba a ser una clase muy larga.

martes, 3 de enero de 2012

Los juegos del hambre



RESEÑA:
Ni falta hace decir que esta es una lectura obligatoria.
La saga de Suzanne Collins no es nueva, tiene ya sus dos añitos o más.
Pero como es una de mis novelas favoritas la he incluido en esta categoría. ^^
Los Juegos del Hambre narra como Katniss se enfrenta a una dura vida de cazar animales, comerciar, y recolectar frutas para que su familia sobreviva en el distrito 12.
Hasta que un día su hermana Prim, sale elegida en LJH, y ella se ofrece voluntaria para sustituirla.
Tambíen sale elegido Peeta, un chico que pronto demostrará albergar sentimientos para los que Katniss todavía no está preparada.
Un corazón dividido. Mucha Acción y Drama. ¿Te atreves a perdertelo?

OPINION PERSONAL:
Creo qué Suzanne Collins ha escrito una de las mejores novels del siglo XXI.
Me devoré la saga entera en menos de dos días. No pensaba en nada más que no fuera leer, leer, y leer.
También tengo que decir que ha impactado mucho en mi forma de ver las cosas. Una novel fantástica Suzanne!! ^^




Reseñas de Libros

Aquí publicaré las reseñas de los libros qué más hayan impactado en mi.

Ya a la venta!!






RESEÑA:
Yo ya me lo he leído y es espectacular. Es una lectura obligatoria.
En este libro Lauren Kate nos sorprende una vez más con su gran capacidad de imaginar y describir lugares que no existen.
En esta nueva y apasionante (como indica su título original : PASSION) novela ha creado un mundo nuevo.
En La trampa del amor, Luce viaja a sus otras vidas pasadas para poder conocerse mejor a sí misma y para saber qué motivo los  ata a ella y a Daniel a enamorarse y perderse cada 17 años.
Luce se enfrenta a enormes obstáculos, y a amistades qué no son lo que parece, a planes malignos de seres irreales hasta qué al final del libro, Luce y Daniel se encuentran...
No digo nada más porque  no quiero desvelar su historia del todo.
Este libro me ha cautivado y hechizado desde la primera pagina. Lo recomiendo a todos los lectores de este tipo. ^^

La esperada entrega!!


RESEÑA:
Por fin tenemos aquí la esperada entrega de Vampire Academy. 
Promesa de Sangre es un libro apasionado, que narra como Rose busca al amor de su vida, Dimitri (ahora convertido en un temible Stigroi), para cumplir la promesa que una vez hicieron. 
Se dijeron que si alguna vez se transformaban en Stigroi preferirían estar muertos.
Rose va en busca de Dimitri a Siberia, su hogar, donde encuentra a la familia de este, y a Sidney, una misteriosa alquimista.
Los peores temores de Rose se cumplen cuando se encuentra con Dimitri y el quiere convertirla en una Stigroi.
¿El amor que Rose siente por Dimitri la hará desear convertirse en lo qué más odia?


OPINIÓN PERSONAL:
Este libro me ha fascinado, y espero con ansia la siguiente parte, que ya se ha publicado en EEUU, pero en España aún tardarán un poco... ^^



Descargar Blood Promise/Promesa de Sangre de Richele Mead En Español :
http://www.megaupload.com/?d=SLTJBWYR